Mientras el Everton de la Ciudad del Deporte conmemoraba 106 años de existencia aquel día miércoles, el continente asistía al duelo más enconado de la séptima edición del torneo realizada en Chile. Intensidad, alta tensión y fricción se respiró desde el minuto cero en el Estadio Nacional, donde la Celeste apeló a esas armas para opacar a un equipo que llegó como serio candidato al título. Ante aquel panorama, Diego Godín, José María Giménez y Egidio Arévalo, líderes del inflexible planteamiento charrúa, resistieron los continuos ataques de la Roja, dueña del juego bajo la presurosa propuesta de Mauricio Isla, Eugenio Mena, Arturo Vidal, Alexis Sánchez, Jorge Valdivia. Finalizado el período inicial, Uruguay mantuvo su cerrojo incólume en medio de roces y de vastos alegatos con el juez, ampliándose estos a los diecisiete minutos, instante en el que Edinson Cavani fue expulsado tras una grosera maña de Gonzalo Jara. Y cuando todo un desesperado país reclamaba el desahogo, a diez del final emergió la acción del estruendo: Matías Fernández abrió al viñamarino Mena, quien centró encontrando un puñetazo de Fernando Muslera que recibió Valdivia. El Mago lo cedió a Isla, quien entre un bosque de piernas clavó un derechazo letal para provocar un inolvidable estallido.